En el viejo barrio II
La alquilada casa era humilde, barrio humilde, vida humilde. La vida de la pequeña pasaba por la contemplación de la existencia de los otros. Iba aprendiendo como eran los demás al observarlos; no se cuestionaba como era, fue o sería, aún. Sentada en una sillita tan pequeña como ella misma, miraba hacia la calle. La sombra fresca de la casa la protegía de ese ardiente sol de noviembre, y de todo lo que pasara afuera también. Su lugar favorito en el mundo era el interior de la casa. Sobre la falda tenía un libro del que disfrutaba mirando sus dibujos, pues aún no sabía leer; e imaginaba que dirían las palabras escritas. No hay memoria que le leyeran cuentos. No digo que no lo hicieran, solo que no lo recuerda. Pero algún estímulo hubo de tener, pues ya sabía bastante sobre leer al entrar en la escuela. Mientras observaba el afuera, su madre planchaba allí, sobre la mesa, poniendo una vieja frazada con una sábana arriba, para que quedara sin arrugas la prenda de turno. En ese...